En primavera, la naturaleza experimenta un renacer: la temperatura aumenta, los días se alargan y las plantas florecen. Las aves regresan y cantan con más frecuencia, los animales que hibernan emergen de sus refugios y muchas especies tienen crías. En los seres humanos, la mayor exposición a la luz solar puede influir en el estado de ánimo, provocando en algunos casos astenia primaveral o alergias al polen. No solo eso, sino que la primavera supone un punto de inflexión entre lo material y el mundo del espíritu. Tenemos una ocasión de oro para transformarnos por dentro. ¿Acaso hay tiempo y espacio cuando aquello que viene nos rompe todos los esquemas? Sin saber cómo, ponemos rumbo hacia nuestro hogar más anhelado.